Mirábamos la escena con un nudo en la garganta, todo se hizo gris, mi amigo dice 'fosa común' mientras tratamos de describir lo que sentimos en ese instante, cuando estábamos en medio de la muerte y la destrucción, en medio de un campo lleno de cadáveres.
Parte de ese terreno es una especie de plantación de árboles que ya están en su etapa otoñal; hojas anaranjadas, rojizas. Estas hojas, al ser tocadas por el sol de la tarde están irradiando color y brillo, un viento muy suave las mece, las hace bailar en perfecta sincronía, no son árboles muy robustos, así que ellos también bailan y, mientras bailan producen música, autóctona; el clásico choque de hojas… El sonido predominante del lugar. Las hojas comienzan a caer y cuando lo hacen, caen tan lento y de forma tan hermosa que llego a pensar que lo hacen para mí, que saben que estoy mirándolas y desaceleran su paso, tímidas, próximas a su muerte absoluta y descomposición.
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