Mucho se ha
escrito ya sobre este tema, sobre todo y
más aun en estas fechas, donde muchos esperaban el gran “reset”, “El Juicio
Final”, el “Apocalipsis”. Muchos se
construyeron refugios bajo la tierra, otros se quedaron en sus casas pero aun
así se prepararon física y psicológicamente para el gran día. Ya no es un
secreto (y nunca lo fue) que gran parte de todo este fenómeno social ha sido
promovido por una gran campaña de terror, campaña llevada a cabo por muchas
editoriales e industrias del cine, de la cual se aprovecharon y de donde se ha
sacado y lamentablemente se seguirá sacando mucho dinero. Es interesante observar que en el caso de
algunas editoriales, en los últimos años
se han dedicado a publicar libros sobre el tema en cuestión, llenos de muchos
datos, si, datos totalmente manipulados, sacados ridículamente fuera de
contexto, presentándonos en forma de “investigación” lo que realmente debería
estar catalogado como “Ciencia Ficción”. Léase bien, CIENCIA… si, pero también
FICCIÓN. Pero más interesante aun, es ver con la boca abierta como esa
literatura se vende, produce. Pero no quiero hablar sobre lo que puede ser
verdad o no o sobre si están equivocados o están en lo cierto… aunque
obviamente creo que ya sabemos cuál es la respuesta. En este punto, digamos que
los Mayas no predijeron un apocalipsis… digamos “físico” sino un cambio de
ciclo (lo cual es cierto) que cambiará nuestras conciencias y hará que todo
cambie (lo cual ya veo menos probable) ¿No es más probable que los Mayas hayan
predicho la llegada de algún meteorito o de algo por el estilo? Tomando en cuenta que la cultura Maya se basaba prácticamente en
su totalidad en la Astronomía ¿no está
un poco fuera de lugar que se esté interpretando de una forma totalmente
Astrológica?. Tengo que decir
que de verdad espero que ocurra un cambio de conciencia, yo solo apunto el
hecho de que una cosa es mucho más probable que la otra… Lamento ser tan
negativa en este caso. Pero me temo que me estoy yendo por las ramas, puesto
que éste no es el tema que quiero tratar de compartir, además como digo al principio, bastante se ha
escrito ya.
Yo quiero hablar del fenómeno “prepper”y de los que no se creen “preppers”, pero esperan y casi (por no decir totalmente) desean el final. Si la proliferación de literatura basura respecto a este tema me deja con la boca abierta, este fenómeno social me deja aun más estupefacta. Aunque hablar de los “preppers” como tal realmente sería erróneo, puesto que yo no me refiero a los, digamos, “activistas” del fenómeno. En todo caso me atrae y hasta cierto punto me preocupa la inclinación psicológica a desear el Final, los pasivos. Estos últimos años he visto como muchas personas se pronuncian de forma fanática al respecto, revolcándose en la idea morbosa de un gran cataclismo y peor aún, he observado como muchos incluso disfrutan de esta idea. Idea que germinó con la religión y que ha ido creciendo de manera deforme en la memoria colectiva, alimentada por la Misantropía y otras corrientes basadas en el odio y la irracionalidad. Miro con mucha atención y cuidado, el hecho de que gran parte de la sociedad está tan cansada y aburrida de todo esto –que algunos llamamos Vida- que solo desea el Final. Y esto me entristece porque yo pertenezco y vengo de una educación “echada para adelante” donde, no la esperanza; que es totalmente subjetiva y totalmente variable, sino la persecución de una meta, la mirada puesta fijamente en el objetivo y la convicción de que el Ser Humano es fantástico, forman parte de un pilar grandísimo, inamovible, que sostiene toda mi visión del planeta. -Sí, el Ser Humano es fantástico, la Humanidad me conmueve, con su Hitler, sus pedófilos, su Charles Manson, sus guerras, sus colonizaciones, sus violaciones, sus fanatismos, sus enfermedades, sus psicopatías y con todo ese mosaico de violencia y paz, de amor y odio, de corrientes filosóficas e incluso con sus “preppers” y morbosos que se revuelcan en la idea del “Final de Mundo” y con su largo, larguísimo etc…-
Muchos esperan el Final y me temo que este fenómeno va mucho más allá del 21 de diciembre y de cualquier fecha, pasada o futura, profetizada o no. Porque es que ahora la cosa no era el 21 de diciembre, sino que esta fecha simplemente vaticina una secuencia de sucesos, los cuales son ridículamente predecibles por cualquiera que tenga dos dedos de frente. Es que solo hace falta asomarse a la ventana para darse cuenta de que este crecimiento tecnológico que cada vez avanza más rápido y con más fuerza puede ser nuestra perdición si no se toman ciertas medidas (y esto también lo pongo en tela de juicio, pero no viene al caso), no hace falta ser un profeta… O mejor dicho, cualquiera podría profetizar que nuestra civilización pende de un hilo o que en cualquier momento podría estallar una gran crisis mundial (mucho peor que la que ya tenemos), desarrollando aun más pobreza y un sin fin de declaraciones en los cuales podríamos incluir guerras, hambrunas, desastres naturales y mucho más. Mucho más morbo. Y que no se me malinterprete, no digo que no haya que tener todas estas cosas en mente, claro que hay que tenerlas en cuenta, pero también apunto el hecho de que si nos dedicamos a pensar en lo que “podría pasar” posiblemente estemos perdiendo nuestro tiempo y energía, los cuales podrían ser mucho mejor invertidos en pensar cómo podríamos establecer proyectos a corto, mediano o largo plazo, donde no digo que puedas cambiar el mundo (y todo ese idealismo absurdo) pero si al menos una motivación por la qué seguir adelante. En vez de esconderte en tu casa o en un bunker bajo la tierra, o peor aún, en vez de revolcarte en el posible fin… piensa en qué podrías hacer con tu vida (aunque sé que no es empresa fácil), piensa que tu propio fin llegará después de todo, con “Fin de Mundo” incluido o no. Independientemente.
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